Descripción
Sexo, alcohol y bohemia. Las tres primeras novelas de Chinaski, el álter ego de Bukowski, o cómo convertir la vida en literatura escrita a puñetazos.
Henry Chinaski es un tipo alcohólico, mujeriego y misántropo que vive en un barrio nada glamouroso de Los Ángeles: un antihéroe en estado puro. Y, sobre todo, es el reflejo especular de la literatura de su creador: Charles Bukowski. Las novelas que protagoniza se nutren de descarnado material autobiográfico, de las andanzas, desventuras y reflexiones de este poeta de la desolación, la carnalidad y los excesos.
Este libro recopila los tres primeros títulos protagonizados por Chinaski, publicados entre 1971 y 1978: Cartero, Factótum y Mujeres. En ellos seguimos su juventud entre prostitutas, borrachos y otras criaturas de la senda de los perdedores, mientras sueña con ser escritor; sus andanzas en una sórdida oficina de Correos que dejará para dedicarse en exclusiva a la literatura y sus inicios como autor que va cosechando una creciente reputación, da recitales, recibe cartas procaces y llamadas telefónicas de admiradoras y se lanza a un auténtico maratón sexual. Sumadas, estas novelas se pueden leer como un fresco de la cara B de Los Ángeles; como una Gran Novela Americana sobre los humillados y ofendidos, narrada con un arrebatador estilo mezcla de visceralidad, pornografía, desesperación, carcajadas y un recóndito lirismo.
«A menudo extraordinariamente divertido, y al mismo tiempo triste y profundamente conmovedor» (Die Welt); «Un talento genuinamente original, comparable a Céline y Miller» (Dagens Nyheter); «Tomar una porción de Hemingway, añadir una dosis de humor (del que Hemingway extrañamente carece, mientras que Bukowski es un virtuoso), mezclar con un puñado de hojas de afeitar y varios litros de vino barato, luego una o dos gotas de ironía, agitar bien y leerlo al final de la noche: así tendrá el auténtico sabor Bukowski» (Neil Baldwin); «Lo que tiene Bukowski es que, cuando lees lo que ha escrito, descubres que siempre lleva razón» (Sean Penn); «El mejor poeta americano» (Jean Genet); «Hizo tocar con los pies en el suelo a todo el mundo, incluidos los ángeles» (Leonard Cohen).
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