Descripción
Considerada una pieza clave en la lírica peruana, como señala el crítico Miguel Ángel Zapata siguiendo la tradición de Safo, Catulo, Cavafis, Delmira Agustini, Pablo Neruda y Georges Bataille, Ollé opta en su discurso poético por la desmesura de la pasión. Su mirada y experiencia poética no se fijan sólo en el objeto erótico deseado sino también en su propio cuerpo. Su cuerpo es el templo del amor y su cultura, un fantasma que siente al mundo en su arquitectura desgastada. Sus expresiones son el reflejo de un autoanálisis verbal y físico, y de su situación de mujer en el mundo contemporáneo. El lenguaje que utiliza para mostrarnos su cuerpo se transfigura en texturas externas (piel, boca, dientes) e internas (flujos, excremento, vaciado uterino) para contextualizar una unidad lingüística vital. Esta mirada instrospectiva-fisiológica se remite no solo a los principios anatómicos sino a un contexto mucho más complejo que tiene que ver con su reflexión sobre el lenguaje poético y la cultura que la habita: en la poesía de Carmen Ollé la anatomía es textualidad.
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