Descripción
En este libro dedicado a la vida y la muerte de su hijo Daniel, Piedad Bonnett alcanza con las palabras los lugares más extremos de la existencia.
La naturalidad y la extrañeza conviven en las páginas de este libro igual que en su mirada conviven la sequedad de la inteligencia y el latido más intenso de la emoción. Buscar respuestas es solo un modo de hacerse preguntas. Tambien es una forma de seguir cuidando al hijo más allá de la muerte. La gran literatura convierte la historia personal en una experiencia humana colectiva. Por eso este libro habla de la fragilidad de cualquier vida y de la necesidad de seguir viviendo.
Reseñas:
«Yo he aprendido con este libro despiadado de Piedad, que no hay consuelo. Y que sin embargo vale la pena escribir que no hay consolación. ¿Por que vale la pena? Creo que vale la pena de decirse, de escribirse, porque es verdad.»
Hector Abad Faciolince
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