Descripción
En un país como el Perú, con históricas desigualdades y profundas brechas por superar, Montero y Uccelli analizan la capacidad real del Estado peruano para proveer una educación universal y de calidad a la población rural durante las últimas dos décadas de relativa estabilidad. El resultado es decepcionante. A pesar de sus notables avances en acceso y permanencia, sostienen las autoras, la educación rural sigue siendo un componente marginal, difícil y lejano del sistema educativo. El desencuentro entre las políticas públicas y la ruralidad se explica por la distancia física y las dificultades de traslado a vastos territorios, pero también por la distancia social, cultural y política. Con el Estado pequeño y eficiente que se pretendió construir en los años noventa, desde el centro del poder la atención a la ruralidad se ve complicada, costosa y poco atractiva. El libro documenta los sucesivos arreglos institucionales que se han ensayado en estas décadas, así como los resultados de las tres grandes iniciativas gubernamentales de atención a la educación rural que se iniciaron (y frustraron) desde el regreso a la democracia en el año 2000.
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