Descripción
Como un mapa atrozmente exacto de las zonas oscuras de la mente, los relatos de este libro atrapan la atención del lector, y quizá multipliquen sus pesadillas. Un pornógrafo nada inocente se convierte, sin desearlo, en objeto de las fantasías de sus víctimas. Un millonario aburrido se compra una amante perfecta que le hará descender a los infiernos de los celos y la desesperación. Stephen, un padre divorciado, descubre durante un fin de semana con su hija Miranda y una amiga de ésta la magnitud de su propia inocencia. Y Terence, el guapísimo Terence, que se enamora de Sylvie y haría cualquier cosa que ella le pidiera como prueba de su devoción, deberá satisfacer la más inesperada de las peticiones.
Porque para McEwan, la inocencia infantil puede esconder simas de depravación, y de la necesidad de amor surge a veces la perversidad. Y todos sus relatos hablan del amor, de su exceso o de su ausencia, del deseo y de sus frustraciones, de fantasías sádicas o masoquistas…
«Los relatos de lan McEwan son tan resonantes y aterradores porque son absolutamente originales. Su mundo es el de las fantasías más secretas, el de las pesadillas, un mundo en el que todos estamos involucrados, aunque no queramos reconocerlo» (Paul Bailey, The Observer).
«Un escritor con un pleno control de su talento… Consigue una transfiguración de la realidad cotidiana que tiene un impacto visceral» (Robert Towers, The New York Review of Books).
«McEwan es un escritor satírico en la tradición de Nathanael West. Su mundo es perturbador y difícil de definir. Lo sabe todo acerca de la perversión, tanto espiritual como sexual. Como escribió Susan Sontag, el verdadero arte tiene la capacidad de ponernos nerviosos. Y Entre las sábanas es verdadero, auténtico arte» (T. Winch, Book World).
«De un ingenio deslumbrante, hermosamente escrito y original… McEwan tiene el don envidiable de descubrir humanidad en simios, en pervertidos y hasta en los habitantes de mundos que aún no existen» (Nigel Williams, The Listener).
«Un libro espléndido, muy seriamente divertido» (Norman Shrapnel, The Guardian).
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